Las esculturas vettonas, los verracos, son exclusivas de este pueblo, no tienen réplica entre ninguno de los pueblos celtas. Aparecen en las actuales provincias de Ávila, Segovia, Salamanca, Zamora, Cáceres y Toledo, y llegando hasta las comarcas portuguesas de Trás os Montes y Beira Alta. La cronología, génesis, evolución y finalidad de estas figuras zoomorfas es controvertida. Lo que está claro es que son producto de la importancia del cerdo y del ganado vacuno en su economía y forma de vida.
Muy cerca de nuestro pueblo se han encontrado varios, y algunos famosos. En Villatoro hay tres, es posible que el nombre de la localidad venga de ellos. El verraco de mayor tamaño de cuantos existen, fue hallado, junto a otro más pequeño, en Villanueva del Campillo, a una docena de kilómetros. El segundo en tamaño, se encuentra en la Diputación de Ávila, en el Torreón de los Guzmanes, y es el hallado en San Miguel de Serrezuela, a poco mas de dos kilómetros de nuestro pueblo. Para mi gusto, este último, es el más hermoso de cuantos verracos he visto. Se descubrió hace más de 50 años y conoció mundo antes de acabar en el Torreón. También en San Miguel fue hallada "la bicha", una de las pocas esculturas vettonas que no es toro ni cerdo. Actualmente se encuentra en la iglesia-almacen visitable de Santo Tomé en Ávila.
Y seguro que el devenir del tiempo nos deparará más hallazgos pues toda esta zona fue muy transitada por este pueblo. Para todos los aficionados a la historia y a la arqueología, recomiendo que lean los trabajos del arqueólogo e historiador D. Arsenio Gutiérrez Palacios, que fue el gran revelador de la historia oculta en los campos de la Sierra de Ávila. A él le debemos los castros de El Chorrillo, Alto Quemado, La Peña del Bardal o El Castillo en Diego Alvaro; La Romarina en San Miguel; Valdesanmartín en El Tiemblo; Cabezas del Villar; Las Cogotas y Cardeñosa (junto a Juan Cabré Aguiló); Ulaca...
Los vettones no fueron un pueblo menor, dentro del conjunto de pueblos celtíberos, en el devenir de la Historia de la Península Ibérica. Como ya he dicho, eran esencialmente guerreros y pastores, como guerreros prácticamente participaron en todas las guerras de su tiempo y órbita, lo hicieron junto a sus vecinos y contra ellos, con y contra todos los pueblos invasores. En su actividad principal, el pastoreo, controlaban las rampas de los ricos pastos al norte y sur del Sistema Central, algo que, más tarde, sería clave en la Reconquista.
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