sábado, 25 de julio de 2009

Un poco de historia (3) España, finca visigoda for ever and ever, amén y olé

Alfonso I nació hacia el 693, fue yerno Don Pelayo y marcó un importante cambio de rumbo en la llamada Reconquista. Aprovechando las luchas internas de los árabes, y que los bereberes habían abandonado la zona noroeste de la península, se anexionó Galicia y el norte de Portugal, conquistó León e incluso llegó hasta La Rioja, pero no la pudo repoblar. En sus campañas de reconquista las ciudades y pueblos quedaban vacíos, sus partidas mataban a todos los musulmanes que hallaban en ellos y llevaban hacia las tierras más seguras del norte a los habitantes cristianos.





Este modo de actuar trajo consigo dos consecuencias de gran repercusión para el futuro, tanto desde el punto de vista demográfico como cultural, en todo el territorio. La primera fue la involuntaria creación del llamado "Desierto del Duero", llamado así porque quedó prácticamente despoblada la franja comprendida entre el Río Duero y la Cordillera Cantábrica, dificultando así los futuros avances de tropas musulmanas hacia el norte. La repoblación de parte de estas tierras comenzará a producirse 100 años más tarde, con gentes del propio reino y mozárabes venidos de reinos musulmanes.



La segunda consecuencia fue el incremento de población que experimentaron las tierras de la vertiente norte de la Cordillera, Cantabria y Asturias, con la gente traída de la Meseta, provocando la necesaria roturación de nuevas tierras y la fundación de nuevos pueblos y aldeas, dando origen al tipo de poblamiento que ha llegado hasta nuestros días.



Otro Alfonso, el III, fue el último rey asturiano, o el primero de León, ya que trasladó la capital desde Oviedo a León y comenzará a hablarse del Reino de León. Durante su reinado se amplió la frontera hasta el río Duero y el Mondego, con una nueva sociedad integrada por cristianos y mozárabes. Dividió el reino entre sus hijos creándose los reinos de León, Galicia y Asturias.






Su nieto, Ramiro II de León, llamado el Grande por los cristianos y por sus enemigos musulmanes el Diablo a causa de su ferocidad y energía. Aniquiló las huestes de Abderramán III en la Batalla de Simancas (agosto de 939), al mando de una coalición navarra, leonesa y aragonesa. Esta batalla se considera una de las más destacadas de la Historia de España y, para algunos autores, de la Humanidad. Esta victoria permitió avanzar la frontera leonesa del Duero al Tormes, repoblando lugares como Ledesma, Salamanca, Peñaranda de Bracamonte, Sepúlveda, Vitigudino y... Pascualcobo????





Y va de nietos reconquistadores, porque el nieto mayor de Ramiro II, Sancho II de León, fue tambien Sancho I, primer rey de Castilla y de Galicia, pero no disfrutó de ello, puesto que murió asesinado meses después de su conquista en el asedio a Zamora, heredando los tres reinos unidos su hermano Alfonso, que reinaría como Alfonso VI. Este hecho originó la famosa Jura de Santa Gadea ante El Cid. Alfonso VI afianza el territorio del norte del Sistema Central e incorpora el territorio hasta el río Tajo, sirviéndole, esta franja, como base de operaciones en sus incursiones contra el territorio musulmán. Más de 200 años había costado fijar el Sistema Central como frontera natural y en menos de 50 la frontera se traslada al Tajo, esto está propiciado por el conocimiento vettón de los pasos a los pastos entre ambos lados de la cordillera. Son los pastores nómadas que perviven en estas zonas boscosas y de montaña quienes facilitan una tarea que podría haber durado otros 200 años sin su concurso.


A Alfonso VI le sucedió en el trono su hija Doña Urraca, primera mujer reina de León y Castilla. Este hecho es algo insólito hasta el momento, pues es la primera mujer descendiente de reyes visigodos en llevar una corona. Insólito y curioso, porque su abuela Sancha, tataranieta de Ramiro II, pudo haber sido la primera pero cedió los derechos a su marido, que se convertiría en Fernando I de León y Castilla. Con la llegada al trono del biznieto de Urraca, Alfonso VIII, también lo hace la saga del Cid, al ser Alfonso tataranieto suyo. Las vueltas que da la vida, diría mi madre. Pues sí madre, sí. Y no sólo eso, esa saga es la que continúa reinando pues la rama dinástica borbónica española se inició con Felipe de Anjou o Felipe V que era nieto de Luis XIV (rey de Francia) y de la infanta española María Teresa de Austria, hija de Felipe IV. Tirando del hilo llegamos al Cid por un lado y a Juan Carlos I por otro, más de mil años de la Historia de una buena parte del mundo y en realidad es la historia de una familia. Empezó por un señor al que echaron de casa por pedirle a un rey que jurara, los dos se enfadaron, el rey y el señor, y mira la que armaron cada uno por su lado hasta que al final los descendientes de uno y otro se casaron y desde entonces han comido perdices en los distintos alcázares y palacios reales que han tenido y tienen en esta finca visigoda llamada España. Esto, si lo comparamos con el plano religioso, viene a ser como la Biblia, se inicia con Adan y Lilith y, si hilamos, llegamos a Cristo y los Merovingios.

Las vueltas de la vida y las cosas de la historia, madre. Si nosotros excaváramos en nuestra propia historia quizá la encontráramos cerca de algún verraco, porque al fin y al cabo, el noventa y mucho por ciento de los antepasados de mi familia (encontrados en el imposible buceo del árbol genealógico) son de la zona y más de un grupo de antiguos pobladores de por aquí perfectamente han podido sobrevivir a todas las invasiones, desde los romanos a los franceses. Los vettones se desenvolvían por la zona mejor que nadie gracias a su nomadismo pastoril y excelente conocimiento de este terreno difícil y extenso. El gigantesco berrocal que es la Sierra de Ávila, donde los pastos de alta montaña, la caza y los bosques de encinas y rebollos ofrecen magníficas oportunidades de supervivencia. Suma en positivo, para este fin, el no contar con ninguna población sobresaliente ni yacimientos minerales importantes.


Los vettones convivieron con los romanos y se acabaron convirtiendo en uno de los pueblos hispano-romanos de la península. Los visigodos no atacaron a los hispano-romanos, ni se mezclaron con esta población, incluso tenían distintas leyes, hasta poco antes de la invasión árabe. Hasta que llegó Ramiro II, esta zona por ser fronteriza, montañosa y altamente despoblada tan sólo la ocupaban pastores y algún mozárabe despistado. Luego, para repoblarla, llegaron gentes de distintas procedencias del norte, que a su vez procedía de los pueblos hispano-romanos, ya mezclados con los visigodos. Algunos topónimos indican la procedencia de los repobladores: Gallegos de Sobrinos, de Altamiros, de Solmirón, Mingorría, Narros (navarros) del Castillo, Narrillos del Rebollar... Hay asentamientos nuevos y otros que con la llegada de los nuevos señores y sus gentes cambian de nombre.

1 comentario:

  1. Felicidades por tu relato!! Por casualidad -y curiosidad- he llegado hasta este blog mientras buscaba historia de mi segundo apellido (del Busto), averiguando que Gonzalo Bustos, nieto de Ramiro II de León, era hermano de Sancho II, y no primo.
    Y que además, gracias al 'abuelo Ramiro', se reconquistó Ledesma, que es el nombre de mi primer apellido.
    En fin, eso no tiene mucha relevancia, pero al leer este blog me he sentido muy a gusto. Me encanta como está narrado todo desde la sencillez, naturalidad y cierto sarcasmo en algunos momentos..
    Gracias por compartirlo!
    Un saludo desde Madrid,
    Jaime.

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